JEFE DE ABASTOS DEL AYUNTAMIENTO DE BARCELONA.

JEFE DE ABASTOS DEL AYUNTAMIENTO DE BARCELONA.

Me presenté a unas oposiciones en el Ayuntamiento de Barcelona siendo concejal Josep María Serra Martí. 

Cuando acabó el examen estuve seguro de que la plaza era mía. 

Mi autoestima era brutal. Una copa de coñac antes del examen desbordó mi creatividad. Miraba a mis colegas competidores y por cada línea que escribían yo media página. 

Y así fue. 

En el 82 entré como jefe de zona de los mercados de Barcelona.  

Por mi condición de hombre de izquierdas, que Serra Marti conocía y seguramente dedujo de mis respuestas, me asignaron Nou Barris, en el perímetro de la ciudad y en el corazón de los barrios obreros. 

Ya os expliqué que el mercado de Felipe II quiso llevar el nombre de FELIPE GONZALEZ y obtener así los favores municipales. 

Pero a lo que íbamos. En un año conocí la importancia de ser jefe.  

Un director de mercado era la autoridad en persona. Las primeras fresas para el director, los robellones, excuso decirlo. 

El permiso de obras de una parada volaba en rapidez para ser aprobado si se acompañaba de algún billete. 

¿Como se hacía? 

Me lo explicó un director. Una caja de puros de regalo al director. Si estaba ya abierta. Voila.! En su interior había puros si, pero también unos billetes. Si estaba cerrada el solicitante no había entendido nada y su turno a la cola de los expedientes. 

Eso no lo hacia todos los directores obviamente. Lo explico aquí para subrayar el poder que tenían en aquel tiempo. 

También fui responsable de la inspección de abastos en esa zona. 

4 inspectores de abastos que cada día  nos informaban de las actas levantadas. Falta de precios en el mostrador, las balanzas desequilibradas, la licencia del establecimiento no ampara los artículos que venden… y un largo etc.  

Multas administrativas pequeñas que conferían poder al inspector. 

Los inspectores igual que los directores con mucho poder como se ve. 

Póngame 100 gramos de pernil serrano. Y una vez servido; enséñeme la licencia de abastos por favor. Enseñada la licencia el inspector daba el visto bueno y preguntaba; ¿cuanto le debo? 

“Nada señor inspector, nada.” 

¿Y como llegue a ser jefe de abastos de mi ciudad? 

La respuesta es fácil.  

Queríamos cambiar el mundo. Queríamos hacer bien nuestro trabajo. Servir a la ciudad, revitalizar los mercados, acabar con el poder funcionarial y los privilegios. 

En el año 84 Serra Martí me nombró CAP DELS SERVEIS DE PROVEIMENTS I CONSUM, o lo que en roman paladino es lo mismo JEFE DE ABASTOS. 

Y con un nuevo equipo de profesionales jóvenes, hombres y mujeres, la gestión del comercio cambió de la noche a la mañana y en el periodo Maragall, Serra Martí, Barcelona ha sido puesta como ejemplo de la convivencia pacífica entre el comercio tradicional y las nuevas estructuras comerciales. 

Aroma de lentejas a años luz de aquel Fernando Fernán Gomez que hizo que Olvido consiguiera un puesto de casquería en un importante mercado y desde ahí una meteórica carrera con un restaurante que se convirtió en centro de reunión de políticos, intelectuales, hombres de empresa, con unas lentejas estofadas de maravilla. 

Gracias Pedro por tu sugerencia que he aprovechado al máximo para este recuerdo. 

Ya me lo dijo mi padre cuando me nombraron director de mercados. “Hijo nunca pasarás hambre.” 

Lo decía un perdedor de la guerra civil que sabía del poder de los jefes de abastos. 

Gracias sinceras amigos por leerme.   

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