MI FAMILIA, EL TIO MANOLO Y LA CAIXA.

MI FAMILIA, EL TIO MANOLO Y LA CAIXA.

Como conocéis estoy ordenando mis archivos y, como consecuencia directa, me vienen a la memoria pasajes de mi vida que parecen extraídos de una telenovela. 

Salvo las cartas a mi mujer y a mis padres y muchos informes que redacté en mi época profesional, nunca he escrito historias ni anécdotas para que nadie descubra mi falta de habilidad para redactarlas.

Por eso, pido disculpas, por mis faltas de ortografía, síntesis y estilo y, sobre todo, porque igual me pierdo en la memoria.

Pero que quede claro; lo que explico, no me lo invento.

MIGUEL MATEU I PLA

He leído en el Independiente un artículo sobre el hombre que presidió la Caixa durante 32 años MIGUEL MATEU I PLA. Un rico hombre de negocios que compró, entre otras inversiones, el castillo de Perelada.

Si tenéis tiempo vale la pena leer el artículo que os cito para conocer el poder de este personaje todopoderoso.

https://www.elindependiente.com/economia/2020/09/13/el- franquista-siniestro-que-presidio-la-caixa-durante-32- anos/?fbclid=IwAR36ZnVhOa2Nu70BLvXFDFBCJEzvQ4iwtggMcUCXhk OevFGBqdWS35RQS78

Extraigo un párrafo;

“En Cataluña, desde siempre, ser presidente de La Caixa ha dado prestigio y, sobre todo, poder. Aunque Mateu y Pla nunca necesitó el cargo para sentirse poderoso. Porque nació en familia acaudalada e influyente y supo cultivar amistades de altos vuelos. La más insigne, la de Francisco Franco, su amigo -de verdad- durante tres décadas. Para Miguel Mateu y Pla, el despacho en la sede de La Caixa era sólo uno más de los muchos que ocupó en su boyante trayectoria.

Fue alcalde de Barcelona y embajador en París. Y procurador en las Cortes. Y presidente de la Agencia EFE y la patronal Fomento del Trabajo. Y tuvo despacho hasta en un castillo –su castillo-, el de Peralada, donde compartió veladas íntimas con el Caudillo, rodeados de arte exquisito. 

Pues bien, este tema me ha hecho recordar una historia de la vida, de mi familia y la mía en particular, que nadie hasta ahora conoce.”

EL TIO MANOLO

El tío Manolo era alguacil del Ayuntamiento de Barcelona. Según él mismo explicaba nunca quiso tener despacho en la plaza Sant Jaume porque suponía un control de sus actividades. Nunca se quiso poner el traje de alguacil. Él estaba muy por encima de esa servidumbre funcionarial.

Mi familia, que era perdedora de la guerra civil y, por tanto, republicana, pobre de solemnidad, tuvo en el tío Manolo un protector excepcional.

A mi madre, de Caravaca de la Cruz, le consiguió un puesto en la Feria de Muestras de junio, como cuidadora de los lavabos de señoras. A mi padre, de Tossa de Mar, limpiador de coches y chofer ocasional, lo convirtió en vigilante municipal. Eso sí, sin retribución alguna. Sólo contaba con las propinas, más bien limosnas, que los vecinos le daban. Escalera a escalera, y piso a piso. Yo le acompañé alguna vez, de pequeño, en esa ingrata tarea.

Esas monedas se guardaban celosamente en mi casa de Poeta Cabanyes, en una jarra de cerámica que, a final de cada mes, se volcaban en la mesa, se contaba el dinero y nos servía para ir tirando durante el mes. Poca cosa, obviamente.

En este momento habréis descubierto que soy un charnego integral. Hijo de catalán y murciana. El típico de la oleada de emigración del 29.

En Poeta Cabanyes vivían mis abuelos en el 4 piso y, nosotros, en el 5. Un ático de 40 mts con terraza privada. La que mi padre, sin que nadie lo notara o lo denunciara, fue ganando al terrado comunitario hasta convertirlo en un espacio al aire libre de nuestra vivienda.

No recuerdo cuando conocí al tío Manolo, pero sí sabía que nos visitaba con frecuencia, porque los 5 pisos que él antes había subido, desprendían una fragancia de señor con mucha clase, o eso me parecía a mí, antes de encontrarlo hablando con mis padres y abuela.

Era muy severo. Me repasaba las uñas. “Nunca las lleves sucias me decía”. Me preguntaba las notas del cole, y me hacía observaciones sobre la conducta ejemplar que esperaba de mí.

Pero a lo que íbamos. El tío Manolo fue el factótum de mi familia. Mi madre, a la Feria de Muestras. Mi padre vigilante municipal. Y mi hermano, botones de la Caja de Barcelona con 16 años y con estudios de un curso de comercio. Mi hermano Félix llegó muy lejos. Fue director de una de las mejores sucursales de la Caja. La de Paseo de Gracia con Mallorca. Y cobraba en aquel tiempo lo que no está escrito.

¿Y os estáis preguntando y el Adolfo qué?

A mí me reservaba también una plaza en la Caja.

A mi madre le dijo “pon elegante a tu hijo que lo presentaré a un hombre muy importante.” Ese hombre era Miguel Mateu i Pla.!

El tío Manolo me citó en plaza Cataluña y caminando fuimos a un despacho oscuro, no sé dónde exactamente, pero intuí que era muy importante y me presentó a este caballero, ya mayor, para que, cuando llegara el momento, me echara una mano en la vida.

No recuerdo detalles de la entrevista, pero sí de la caminata hasta el lugar del encuentro. El tío Manolo, en ese trayecto, me dió una bronca monumental porque los zapatos que llevaba eran de color burdeos y eso no era elegante. “Tenían que ser negros.”

Desde entonces nunca, en mi vida, he llevado zapatos, ni zapatillas negras. Les tengo manía. Y la otra recomendación fue como se debe andar con elegancia. “Siempre tieso. Espalda hacia atrás. Y las puntas de los pies rectas. Ni hacia dentro, ni hacia fuera.”

Me acuerdo, como si fuera ahora mismo, de estas recomendaciones, mejores órdenes, que me dió mi tío Manolo.

Grande mi tío Manolo.!

Para mi familia; NUESTRO TIO MANOLO.!!!

Mi madre progresó. Se convirtió en una empresa de limpieza al servicio de la Feria que nos permitió; A la familia, salir de la miseria y de Poeta Cabanyes para ir a la Gran Vía, al lado de la Plaza España y próxima a la Feria de Barcelona.

Mi padre, se liberó de vigilante municipal, y a mí, me dieron estudios. Soy profesor mercantil, en parte, gracias al tío Manolo.

Pero, ¿quién era en realidad el tío Manolo? que más sé de él?

Supe, tiempo después, que era un hombre enlace del padre del rey emérito, Juan de Borbón, y por esa razón se le abrían tantas puertas. Supe que tenía una sobrina a la que adoraba; Victoria de los Ángeles, una de las divas de la ópera de aquel momento. Y siempre, siempre, me intrigó porque quiso tanto a mi familia.

A mi madre le pregunté alguna vez “¿María tuviste algo con el tío Manolo?”. Y siempre, muy seria, me decía, ¡“no digas tonterías!” “El tío Manolo tenía una familia que nunca le dio lo que la nuestra; respeto, reconocimiento y gratitud y siempre, siempre, he sido fiel a tu padre, nunca le he faltado.!!!

Yo siempre he creído a mi madre. Y siempre he pensado que el tío Manolo admiraba a mi madre, la María, por su carácter emprendedor y porque supo abrirse camino sin venderse.

Lástima que el tío Manolo no fuera testigo de cómo aquel Adolfo, Adolfito, con zapatos color burdeos, tieso como un junco, espalda hacia atrás y paso firme, llegó a ser un día director de la feria de Barcelona.

Esta historia real os la quería contar porque forma parte de mi vida.

Gracias, muchas gracias, por leerme.