FAUSTO MIGUELEZ. MI AMIGO

Hola Fausto. 

Me siento orgulloso de que en las últimas semanas me hayan presentado como tu mejor amigo.

Ha sido un orgullo y un privilegio disfrutar de tu amistad.

Hoy Fausto no hablaremos del procès. 

Hace ya algún tiempo se nos agotó el tema.

Recuerdo la anécdota que compartimos en su dia con humor.

En un pueblo del País Vasco  le preguntaron a un vecino;  ¿De dónde vienes? Y respondió; «de la iglesia, de escuchar al cura.» ¿Y de que ha hablado? «Pues del pecado.» ¿ Y que ha dicho? ; «Pues que no es partidario.»

Y tampoco hablaremos del Barça. Jugaron mejor pero perdimos.

Ni hablaremos de nuestra deteriorada y ruidosa ciudad.

Hoy, querido Fausto,  si pudiéramos hablar,  lo haríamos sobre nuestro sistema sanitario  con mucha crítica y pocos elogios.

Te recuerdo Miguelez como un amigo generoso e instruido. 

Generoso y orgulloso de nuestra amistad a prueba de bomba.  

Siempre te he presentado sacando pecho.

“Es mi amigo;  Fausto Miguelez catedrático de Sociología de la UAB”. Poca broma.

Y siempre te presentaba añadiendo que, en tu etapa religiosa, distribuías en el propio Vaticano el diario  L’Unità del Partido Comunista Italiano. Casi nada.

De esta etapa un día te puse a prueba y te pregunté sobre el “libre albedrio”.

En un plis plas me diste una clase magistral de teólogo militante. Con fechas, congresos y enfrentamientos entre las propias autoridades eclesiásticas y filosóficas. Sigo impresionado de tu sabiduría religiosa.

Y tu Fausto, amigo Fausto, seguro estabas admirado de mi variada carrera profesional.

De los mercados municipales  a la Fira de Barcelona y de la Fira, pasando por los mundiales de natación, directamente a la cárcel. 

Y ahí más que nunca necesite de tu ayuda profesional.

Con el Conseller Vallés te preguntamos  ¿Miguelez, esto que estamos haciendo desde el CIRE, sirve para que los presos tengan más oportunidades laborales cuando alcancen su libertad? 

El estudio que dirigiste junto a Ramón Alós  TRABAJAR EN PRISION  sigue siendo un referente  y pone de relieve el rigor con el que fue realizado y confirmó la utilidad de la reinserción laboral. 

Me estimulaste a escribir anécdotas de mi vida profesional. Tus emoticonos de felicitación eran el ok para difundirlas. Frecuentemente me insistías  que dejara de picotear recuerdos y me fuera directamente al plato principal; mi relación con los poderes económicos y políticos del momento.

Y así lo hice con tu visto bueno de catedrático emérito. Una autentica garantía.

Hasta hoy querido Fausto.

Hoy, amigo del alma, te cuento al oído el último chiste que no pude explicarte en directo; 

A un opositor le preguntan ¿qué sabe de historia del arte. Y contesta; “Soy un experto!

Bien y ¿Qué opina del renacimiento?

Pues que es imposible. Si te mueres, te mueres.

Gracias Fausto por tu vida, por tu amistad y por tu sonrisa.

16/9/2022

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