LA FOTO. SANTIAGO CARRILLO. EL GUTI Y PILAR BRAVO.

LA FOTO. SANTIAGO CARRILLO. EL GUTI Y PILAR BRAVO.

Queridos amigos, estaremos de acuerdo en que las fotos captan solo un instante y no lo dicen todo.

Por esta razón, para explicaros la foto que os envié anteriormente, se hace necesario responder a una pregunta previa. ¿Por qué estoy en ella y que pinto yo al lado de Santiago Carrillo, el Guti y Pilar Bravo?

Ser alto, de buena presencia (modestia aparte) y sobre todo tener un buen coche (un Citroën GS) era una credencial suficiente para servicios especiales.

Servicios especiales, algunos muy delicados, como ocurrió en plena dictadura cuando recogí a un hombre con gabardina en una plaza de Horta, con un ejemplar de la Vanguardia en su mano, con mi coche reluciente, camino de Perpiñán.

Que miedo pasé y que interesante fue lo que me iba explicando en el camino. Fue una clase magistral sobre la necesidad de la reconciliación nacional en España para acabar con el franquismo. Qué nivel amigos, que grandeza intelectual y política.!!!

Recuerdo que cuando nos acercamos a la frontera de la Junquera le pregunté que debíamos hacer si nos paraban y pedían la documentación. Y sin inmutarse me dijo “si nos la piden mala señal. Nos detendrán.”

Pasamos lentamente por delante de la garita, saludamos al guardia, y éste con un gesto de su mano nos indicó que siguiéramos.

Suspiré como si fuera mi la última vez. Un resoplido por haber superado el miedo.

Menos mal que el guardia no vió como mi pierna izquierda, apretada al embrague, se me disparó, en una convulsión que aún recuerdo y que nunca más me ha pasado, ni por asomo, en ninguna otra ocasión.

Llegamos a Perpiñán, al restaurant Catalunya. Aparqué. Entré en la sala y allí estaba Dolores, la Pasionaria, Ramón

Tamames, Sartorios, Pere Ardiaca, Gregorio López Raimundo, el Guti y Santiago Carrillo a mi lado saludando a todo el comité central.

Volví a temblar, esta vez de emoción y admiración. Carrillo me dijo “muchacho quédate un rato, descansa y toma un café”.

“No, muchas gracias. He de volver. Mi familia no sabe que estoy aquí y prefiero llegar pronto a mi casa.”

Y así fue, queridos amigos, como un buen coche, y mi seriedad de camarada comprometido, me facilitó estar presente en la foto.

Tiempo después, y ya en libertad, camino de las primeras elecciones democráticas en España, estar en esa foto, que guardo con mucho cariño y como testimonio de un tiempo del que me siento orgullo, me dan pie a explicaros con más detalles, en un próximo escrito, por qué y para qué estuve en el Ritz acompañando a tan ilustres comunistas.

El escrito llevará por título;

SANTIAGO CARRILLO EN CALDES DE MALAVELLA.

Amigos, una vez más, gracias por leerme.

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