MARTA FERRUSOLA

MARTA FERRUSOLA

MARTA FERRUSOLA

Se hace difícil escribir sobre una persona cuando ésta ha fallecido y, más aún, cuando forma parte de una etapa de mi vida profesional pero, mientras conserve la memoria, estas notas servirán, modestamente, a recordar la figura de la esposa del President.

La señora Ferrusola estuvo presente en mi responsabilidad al frente de los mercados sin otro signo, que no es poco, de ser la señora del President de la Generalitat y clienta del mercado del Ninot.

En realidad, los mercados municipales de Barcelona eran un sector preferencial ideológico de Convergencia y rendían homenaje, cualquiera que fuera la excusa, a tan insigne dama, invitándola a todo tipo de actos, ya fueran el canto de las habaneras o el carnaval.

Solo recuerdo que no le hacían gracia los travestis que se significaban en esta fiesta canalla protagonizada por los mercados.

Recuerdo, eso si, a Marta Ferrusola, con su pañuelo en la mano cantando y moviéndose al ritmo de la más famosa de las habaneras, el “meu avi”, en el mercado citado.

Y de los mercados a la Fira.

Un tránsito que me hizo coincidir, como director general, con su presidencia en el salón de la Infancia y la Juventud.

Solo llegar me advirtieron que tuviera especial consideración a este evento y así lo hice.

Coincidió que la directora de Fira de este salón me pidió ser reemplazada y así lo hice proponiendo al frente a un director experimentado y solvente.

Lo propuse y el director se negó. El motivo fue que consideraba que estar al frente de este salón rebajaba su nivel profesional. No pude convencerlo de que hacia un gran servicio a Fira en esta nueva responsabilidad.

Total, un desastre. Un acto de indisciplina que llevó aparejada su dimisión y recisión de contrato con la Fira y una decepción para mí.

Mi presidente en aquellos momentos, Josep Lluis Jové, me pidió, encarecidamente, que cuidara a la señora y así lo hice.

Hablé con la presidenta.

Recuerdo que me dijo, textualmente, que dudaba que le pudiera ayudar. “Usted es socialista.” Me lo dijo en tono autoritario, pero debo reconocer que con una media sonrisa. Le respondí que no, que era un profesional y no me atreví a decirle, para evitarle un patatús que, si algo era, ideológicamente, era un comunista del PSUC.

Mi labor fue convencerla que se equivocaba y nunca más ese tema formo parte de nuestra relación.

Ignoro si la participación de Agbar (Jové) en Hidroplant (Ferrusola) pacificaron el tema.

Por lo demás, el salón de la infancia y la juventud se organizaba desde la secretaria del mismo nombre de la Generalitat y solo debíamos estar pendientes de un hecho crucial; El salón se cerraba al público el día de san Esteve, festivo en Catalunya; justo cuando el president PUJOL la recogía en la Fira para ir a comer  a su casa los canelones preceptivos de esta fecha.

Hoy ya se ha dicho todo sobre Marta Ferrusola pero, como hago siempre, yo suelo valorar el lado más humano y simpático de los personajes que encontré en mi vida profesional y no pretendo en absoluto blanquear su imagen.

Y quiero cerrar esta memoria con un tema que me hizo compartir y que me explicó sonriendo.

Cuando llegaba el verano, la Fira obsequiaba a los presidentes de salón con un regalo.

Un año consideramos que un albornoz toalla, con el logo de Fira bordado en la solapa, sería un buen regalo, nada ostentoso y por lo demás muy útil.

Le regalamos uno a la presidenta del salón Marta Ferrusola y, como no, otro para su marido el presidente de la Genralitat.

Semanas después coincidimos en un acto institucional y la Sra. Ferrusola me dijo. “De parte del President, muchas gracias por el albornoz”. “Lástima que la talla era la grande y verlo por el pasillo…”

Me lo dijo riendo. Guardé mis risas para evitar imaginármelo por el pasillo de su casa e, ipso facto, el President recibió su talla especial a medida de su altura.

Gracias amigos por leerme. Descanse  en paz Marta Ferrusola.