SANTIAGO CARRILLO, GREGORIO LOPEZ RAIMUNDO Y EL BALNEARIO PRATS DE CALDES DE MALAVELLA.

SANTIAGO CARRILLO, GREGORIO LOPEZ RAIMUNDO Y EL BALNEARIO PRATS DE CALDES DE MALAVELLA.

Queridos amigos, os hablé de Madonna y el Vichy Catalán al recordar la foto de Carrillo y el Guti. 

Alguno de vosotros me habéis preguntado que tiene que ver Carrillo con Caldes. 

El hilo conductor son mis historias personales.  

Hace años, paseando por mi segundo pueblo, el primero es mi barrio de l’Eixample en Barcelona, me dió un vuelco el corazón. 

Carrillo, su señora Carmen Menéndez, Gregorio López Raimundo y Teresa Pamies, como si fueran una célula comunista desactivada, se dirigían pausadamente al Balneario Prats conversando amigablemente. 

Ni corto ni perezoso me presenté. “Buenas tardes, quiero saludarles porque Vds. han sido una referencia en mi vida política y les quiero agradecer su compromiso con la democracia y su liderazgo en el PCE y en el PSUC del que yo fui militante.” 

“¿Perdónenme la intromisión, no quiero molestarles, pero Santiago, te acuerdas de mí?” 

Me miró con los gruesos vidrios de sus gafas y no insistí más. 

Les di la mano y me reprimí un abrazo efusivo a cada uno. 

Que honor para Caldes de Malavella tener a tan ilustres huéspedes.!!! 

Corrí al Balneario para hablar con Rosa, su propietaria, y me confirmó que solían venir cada año. Que eran muy mayores pero que se quedaban cada noche en el jardín hablando de sus cosas hasta que las luces se apagaban. 

Supe después que otro ilustre comunista, Simón Sánchez Montero, era quién llevaba la voz cantante en esas tertulias de amigos, a pesar que había perdido la vista, aunque seguía en activo, en el diario El PAIS, escribiendo sobre los conflictos internacionales. 

A partir de ese momento cuando llegaba el verano siempre me hacia el longuis para verlos en el jardín del Balneario, sin molestarlos para nada, solo saludándoles, tímidamente, para que supieran que en Caldes tenían un admirador, un amigo y, aunque suene a broma, un guardaespaldas, sin otro valor que su admiración. 

Que pequeño es el mundo y, a pesar de las críticas, que grande fue el cambio político en España. 

Algunos recordaréis los 18 concejales del No al catalán, en el Ayuntamiento de Barcelona, en la época Porcioles. 

Pere Llorens, franquista reconvertido a convergente, como tantos otros, fue presidente del Gremio de Frutas y Verduras y presidente de la Confederación de Comercio de Catalunya. 

Un incordio al que tuvimos que torear en múltiples conflictos amplificados por las organizaciones afines a CIU del comercio para socavar al gobierno municipal socialista. 

Pues bien, Pedro Llorens también tuvo, en el Balneario, su lugar de descanso y por esta razón lo menciono. 

Lo saludé con la cordialidad que su avanzada edad me produjo. 

Siendo enemigo declarado del comunismo, me dijo que admiraba mucho a Santiago y Gregorio. Que él también, a su manera, tenía algo de comunista, pero, sobre todo, y me acuerdo ahora perfectamente, me confesó que tenía mucha envidia de Santiago porque en la piscina del Balneario nadaba sin síntoma alguno de cansancio.  

A Pere Llorens le daba rabia verlo nadar de aquella manera, pero con humor de persona de vuelta de todo, ahora, además, admiraba a Santiago como nadador. 

Todos ellos se fueron de esta vida, pero yo, con estas líneas les recuerdo y les dedico mi sentido homenaje. 

Y hasta aquí, queridos amigos, la historia de la Junquera, el Ritz, Madonna y Caldes de Malavella. 

Muchas gracias por leerme. 

PD.  

Y me he olvidado del cigarrillo, permanentemente encendido, que llevaba Santiago entre su dedo índice y corazón. Sus dedos oscuros, color marrón, le delataban como un gran fumador que la leyenda llegó a decir, sacaba encendidos sus Peter Stuyvesant, que así se llamaba su marca preferida, del bolsillo de su americana.  

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