ANTONI NEGRE VILAVECHIA. PRESIDENTE DE LA CAMARA DE COMERCIO Y DE LA FIRA DE BARCELONA.

ANTONI NEGRE VILAVECHIA. PRESIDENTE DE LA CAMARA DE COMERCIO Y DE LA FIRA DE BARCELONA.

ANTONI NEGRE VILLAVECHIA 

Amigos, llegó el momento. 

Llotja de Mar. Sede de la Cámara Oficial de Industria y Navegación de Barcelona, una de las principales joyas del gótico civil catalán, utilizada parcialmente por la Academia de Bellas Artes, donde había estudiado Picasso, y sede también, en aquel momento, de la Bolsa de Barcelona. 

Se abrió una gran puerta y apareció el presidente de la Cámara, Antoni Negre Villavechia, para entrevistarme como candidato.   

Me preparé para saber quién era Antoni Negre. 

Negre no representaba los intereses de las patronales; no era un hombre del Círculo de Economía; no militaba ni en Convergencia, ni en Unión Democrática, ni en ninguna parte; no era constructor; decían que era del Opus; Se lo miraban más bien con desconfianza (Negre había sido presidente de Banca Catalana, una vez intervenida) y se comentaba que hacía buenas migas con el alcalde Pacual Maragall. 

Y Negre me entrevistó afablemente. Lo intuí como un hombre simpático y bonachón. 

Supe con antelación que Negre me iba a entrevistar.  

Para dar las buenas noticias siempre hay amigos y conocidos dispuestos a hacerlas llegar al interesado. Los entornos del Ayuntamiento y de la Cámara me lo habían susurrado: “Estate alerta Cabruja. Eres candidato para ser el nuevo director general de la Fira”. 

Con esta relevante información, que agradecí a mis confidentes. me presenté a la entrevista. De hecho, solo conocía a Negre de algún saludo esporádico y casi sin mediar palabra.  

Pero no importaba. Lo traté como si fuera mi futuro protector. Como si ya fuera mi Presidente. 

Negre me explicó que el Alcalde Maragall y él mismo habían pensado en mi como director de Fira. Que habían entrevistado a otros candidatos, y que ahora, llegaba mi turno. 

¿Explícame tu vida profesional. Que has hecho hasta ahora.? 

Sin una sola duda contesté con entusiasmo comedido y con síntesis de ejecutivo acostumbrado a las entrevistas.  Relaté como el Ayuntamiento, mis jefes y mi equipo, estábamos transformando los mercados haciendo posible que el comercio tradicional conviviera pacíficamente con las nuevas fórmulas de la distribución. 

Y conociendo de Negre, su religiosidad, hasta le confesé que en los mercados hacíamos “apostolado” para hacer ver a los vendedores que o cambiaban o no tenían futuro. 

Prueba superada. No vacilé ni un momento y fui convincente al destacar mi vocación publica como funcionario municipal y hasta mi sensibilidad religiosa, como puede comprobarse por lo del apostolado. 

¿Y como te ves de director? 

Pregunta de manual 

Y ahí fue mi estocada final para hacerme con el cargo. 

“Presidente, yo conozco la Feria como la palma de mi mano. Mi madre fue la empresa de limpieza de los palacios y yo le ayudé incluso abrillantando el pavimento del palacio de Congresos.” 

Negre me escuchaba atentamente y asentía con una amable sonrisa. 

Perdonarme la inmodestia, pero se palpaba que le estaba cayendo bien. 

Y llego el momento cumbre.  

¿Cuál es tu disponibilidad si te elegimos para director?” 

Mi respuesta en este caso no fue dubitativa ni cautelosa. 

“Presidente, si ustedes me eligen, mañana mismo estaré a su disposición. Sera un honor y un orgullo volver a la feria como director general. 

Y volví a la Feria, sin máquina de limpiar, con traje y corbata, con zapatos color burdeos, con mi cartera de ejecutivo y con la inmensa alegría de mi madre que lloró de emoción como nunca cuando le comuniqué que sería nombrado director general de la Fira. 

Por cierto, en mi primer recorrido como nuevo director, algunos trabajadores me saludaban emocionados y me contaban que para ellos siempre seria Adolfito el hijo de la María. 

Gracias por leerme amigos. 

Agradezco vuestra paciencia. 

En la próxima os hablaré de Artur Mas “el astuto” y de cómo lo conocí. 

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