LA BICICLETA ESTÁTICA.
Llevo escritas la tira de anécdotas de mi vida profesional y algunas que otras reflexiones coyunturales sobre la pandemia y sobre la política.
Insuperables han sido mis destinos profesionales. Del PSUC, de CCOO, de director de mercados, de la Fira , de mis presidencias en AFE y EMECA, del Mundial de Natación, del CIRE, de responsable de la navidad de Barcelona y de presidente de escalera como amateur sin retribución económica.
He llegado a la conclusión que mis historias son fruto de la dilatada vida profesional de la que he gozado y no es mérito propio.
De familia pobre a codearme literalmente con la aristocracia. De concienzudo comunista al servicio de la clase trabajadora a profesional independiente al servicio de los empresarios. De organizador de fiestas locales a coordinador de eventos internacionales. Del comercio detallista al comercio internacional. Del top profesional al top marginal. Del lujo a la prisión. De compañero a jefe. De jefe a amigo.
Y ahí me detengo. No miento si afirmo que en todos los capítulos de mi vida profesional he conservado hasta hoy, y espero que para siempre, amigos queridos a los que tengo una gran fidelidad, estima y devoción.
En mis escritos no suelo citarlos y me muerdo la lengua para no hacerlo. No los quiero exponer públicamente.
Son mis amigos y ellos lo saben bien. A día de hoy siguen siendo los principales destinatarios de mis historias porque son ellos los que pueden dar fe de cuanto escribo.
Estoy muy agradecido a la vida y como no a mis amigos que estimulan estas notas de recuerdos profesionales, que no parecen tener final. De hecho siempre estoy tentado de comenzar uno nuevo y solo lo escribo cuando me aprieta en la memoria.
Pero he descubierto una persistente envidia que atenaza mis historias. Ahora me doy cuenta que volvería a empezar de nuevo si, como he descubierto, el papel de guionista hubiera sido mi profesión.
El guionista alumbra nuestras vidas con sus relatos y, para corolario de estas notas, mi sesiones diarias de bici estática mientras contemplo la serie que he elegido como entretenimiento.
En algunas he parado el pedaleo rutinario para bajarme de la bici y aplaudir, solo frente al monitor, a los guionistas que me han cautivado.
Qué nivel, que clase, que atrevimiento, que creatividad, que gozada para el espectador. Tengo la sensación que un buen relato hace feliz a quien lo disfruta y por eso me hubiera gustado ser uno de ellos para poder regalarlos a mis amigos.
Ahora que estoy sobre la bici un guionista preguntaría;
¿Qué haces sentado en la bicicleta estática?
“Ejercicio”.
¿Sin pedalear?
“Es que ahora voy cuesta abajo.”
Gracias por leerme amigos.