JOSEP MARIA SOCIAS HUMBERT

JOSEP MARIA SOCIAS HUMBERT

Queridos amigos, la memoria, como la tierra, para quién la trabaja.  

Y en eso estaba pensando cuando acabé mi último escrito sobre Enric Massó. Recordé entonces otra característica tan destacable o más que sus cejas pobladas y sus gruesas manos con mucho vello. Vi en ese momento, posterior a mi memoria, a Enric Massó con un caliqueño, un cigarro popular y muy barato, parecido a una rama seca y dura de un árbol, que de forma permanente llevaba en sus labios o entre sus dedos. Siempre apagado, sin quemar. Un caliqueño que atraía encendedores que él rechazaba repetidamente. Creo que lo utilizaba como una tentación para los que querían hacerle la pelota. Los identificaba rápidamente. 

Cuando lo creía conveniente sacaba unas pequeñas tijeras y, zas, cortaba un trozo y seguía con el resto. Enric Massó solo usaba el caliqueño por el puro placer de llevarse algo prohibido a su boca.  O así me lo parece recordándolo con admiración.  No he querido que ningún amigo me recordara el caliqueño. Para eso estoy yo y mi memoria. 

Y ahora os escribo de Josep María Socias Humbert, un alcalde de Barcelona al que no conocí como tal. A Socias Humbert lo conocí porque me solicitó un informe, desde su buffet de abogado, sobre el comercio de la ciudad en mi condición de responsable municipal de Proveïments i Consum. 

Se lo llevé en persona. Aún lo conservo en mis archivos y releyéndolo, modestia aparte, sigue siendo un pilar de los encantos de Barcelona como ciudad de compras. Siempre el mismo afán municipal. Hacer compatible el comercio tradicional con las nuevas formas comerciales. En síntesis, potenciación de los mercados y los ejes tradicionales de la ciudad, con las nuevas áreas de centralidad comercial, Glorias, Meridiana, etc. Pura política de transversalidad tan reclamada en la actualidad y tan presente en los equipos de Maragall. 

De Socias Humbert me impresionó su austeridad. Su seriedad. Su mirada escrutando mis opiniones.  Y de la vida, de las cosas humanas, lo que más recuerdo es su consejo. 

“Tómese amigo una aspirina cada día. Evitará enfermedades”. 

Puede que al leer esta anécdota os despiste mi memoria, pero os puedo asegurar que siempre que lo visité coincidía con su toma diaria de aspirina efervescente. Su secretaria se la llevaba ya disuelta y con el típico chisporreo en un vaso grande de agua.  

Fui varias veces a verle durante mi responsabilidad municipal. Y viví junto a él una de las trifulcas más tensas de mi vida profesional; La guerra de los horarios de los mercados de Fruta y Verdura de Mercabarna. Los mayoristas querían ampliarlo a todo el dia. Los detallistas continuar manteniendo la madrugada. 

Maragall le pidió a Socias Humbert que intermediara entre el Gremio, Mayoristas y la dirección de Mercabarna. Noches y noches sin dormir con hogueras y barricadas en el interior de Mercabarna. Casi como ahora desgraciadamente pasa en la ciudad. 

Inspectores bajo las órdenes municipales abriendo actas, a troche y moche, a mayoristas rebeldes por incumplir horarios. Tensión permanente con la dirección de MB, inspiradora de este cambio. Al final conseguimos un pacto, suscrito por el mediador Socias Humbert, Pere Llorens y Josep María Serra Martí.. Se amplió el horario nocturno de MB y la vida continuó. 

Y yo fui un testigo extenuado de aquella guerra sin cuartel, que puso en peligro su amistad con su amigo del alma, Jordi Maymó, el director de Mercabarna. Un profesional tozudo hasta el infinito, con la razón de los que saben su oficio y son capaces de visionar el futuro. Y Maymó sentenció en el final del conflicto “Más pronto que tarde los mercados centrales tendrán horarios flexibles y eso será en beneficio del consumidor”. 

Y así fue, queridos amigos, mi relación con Socias Humbert. Un ex alcalde que contribuyó, con su favorable opinión, a mi nombramiento como director de la Fira y que me ayudó, con su consejo de aspirina, a que ésta forme parte de mi dieta de cotidiana. 

Gracias amigos por leerme una vez más. 

Y recordar que en mis memorias no se trata de quien es bueno en tu cara sino de quien es leal a tus espaldas. 

En la próxima, Joan Clos. El alcalde del año más deportivo de mi vida BCN2003.