NEGRE Y CLOS. MI ULTIMO AÑO DE DIRECTOR DE FIRA.

NEGRE Y CLOS. MI ULTIMO AÑO DE DIRECTOR DE FIRA.

Queridos amigos, cerré mi anterior escrito sobre el alcalde Clos sin prácticamente citarlo. Por el contrario, elogié a Trías. Finalicé señalando que estas notas no pretenden ofender ni criticar a nadie. 

Clos fue mi alcalde durante una parte importante de mi vida profesional, sobre todo en Fira y en los Mundiales de Natación BCN03, y acabé mi reflexión con un epitafio; “agradeciendo a CLOS su confianza en mi persona”. Pero la confianza amigos es cosa de dos.  Y siendo sincero nunca tuve confianza en que el alcalde Clos reaccionara de una forma previsible. La confianza es de doble dirección. Es seguridad en el otro. 

Os pongo en antecedentes. Clos fue responsable de los mercados por un tiempo breve. Suficiente para conocerlo por vez primera y comprobar sus reacciones. Los mercados eran unos de los servicios municipales más bien valorados por los barceloneses y su gestión aparecía en los barómetros de opinión con un notable alto. 

Lo recuerdo como si fuera ahora mismo. Nada de felicitaciones ni demanda de información el primer día que nos vimos. Directo al estómago. “¿Cabruja no tendríamos que acabar con la gestión de los mercados?” 
A mis colaboradores de entonces, pendientes de mi encuentro fugaz con Clos, no tuve más remedio que mentirles, ¿cómo les iba a decir que ponía en cuestión el sentido de nuestro trabajo? En la Fira nunca tuve la sensación de confianza mutua. 

Os explico mi último año de director. 

Negre había vuelto de presidente de la Cámara de Comercio y por tanto de Fira .El alcalde Clos era el presidente, con voto de calidad, del consejo general de Fira. La posición de Negre era muy débil por las críticas constantes a su persona, del mundo convergente y de algunos medios de comunicación, especialmente de la Vanguardia. 
Y en ese clima llegó el NEPOTISMO.  

Negre recompensó a su sobrino Ramón Maciá (alias nepote), que le ayudó en la campaña de su reelección a presidente de la Cámara, prometiéndole un puesto en la Fira. Una aclaración por si hace falta. Nepotismo es el trato de favor hacia familiares o amigos, a los que se otorgan cargos por el mero hecho de serlo, sin tener en cuenta otros méritos. Y nepote curiosamente quiere decir “sobrino”. 

Negre, por teléfono, no en persona, me dice, como quien no quiere la cosa, que contrate a Maciá. Mi respuesta es obvia, ¿de qué? 
Respuesta: ” tú mismo”. 
“¿Y por cuanto presidente?”.  
La respuesta me aterra. En pesetas unos 18 millones al año. 
¿Presidente, se lo has comentado al alcalde? 
“Eso no es asunto suyo” “Ya sabes lo que debes hacer”. “Tú mismo”. 

Naturalmente se lo dije al alcalde y su respuesta fue concluyente “no era un buen momento para entrar en conflicto con la Cámara de Comercio”.  Entendido. Como se dice en el argot” oído cocina”.            

Maciá fue contratado y torpedeó todo lo que pudo la gestión del equipo directivo, Era un torpe chismoso, carente de empatía e inservible para cualquier cometido útil a la institución. Mi único consuelo fue que cobró menos de lo comprometido. A cambio, envenenó la confianza de Negre en mi persona y fraguó un calvario que duró todo un año.  

En múltiples ocasiones le pedí a Clos que me cambiara o simplemente me destituyera.  La respuesta siempre era; “espera, aguanta, no es el momento.” Y esperé hasta que Negre y Clos consiguieron que la Generalitat entrara en el Consejo de Fira como un socio más. Siempre he sido consciente que mi cabeza iba en el trato, pero nunca entendí que yo fuera un obstáculo. 

Albert Batlle, entonces responsable de deportes del Ayuntamiento, al tiempo que se producían estos acontecimientos, puso mi nombre encima de la mesa para ser director de los eventos deportivos del año 2003; Mundiales de Natación, Europeos de hockey y Mundiales de policías y bomberos. Y así fue como el alcalde Clos me nombró su Comisionado para estos eventos. Me lo tomé como un reto.  

De nadar poco, pero sí de guardar la ropa, de hockey tuve que preguntar si era sobre patines o sobre hierba y de policías y bomberos, para que deciros, ¿qué tipo de competiciones, ¿correr detrás de un manifestante?, ¿lanzar agua más lejos?, Vaya, ni idea.! Ahí es nada! 

A pesar de lo dicho acepté encantado. Tenía trabajo y eso era lo más importante. Me llamó el alcalde y me pidió una cosa más.  Y fue la más lujosa e interesante de las peticiones. 
“Ves a Davos y me haces un informe de las nuevas tecnologías que van a utilizar para los contactos entre los líderes mundiales y  represantes de multinacionales y gurús de la economía.” 

Y me fui a Davos con una alpargata y un calcetín pero con la ilusión de no defraudar a mi alcalde. Y aprendí un montón. Un alma caritativa de la organización del fórum me explicó todo lo que debía saber para hacer un informe cum laude. Aunque he de confesar que no se si el alcalde llegó a leerlo porque nunca me comentó ni me pregunto nada. Pero yo creo que cumplí y me enseñó que una buena idea triunfa, aunque sea en un lugar inhóspito como era Davos hace mas de 20 años. 

Pero eso, queridos amigos, es otra historia que, con el mundial de natación y del hockey bajo la atenta mirada de policías y bomberos explicaré en mi próximo anecdotario. 

Mientras, como siempre, gracias sinceras por leerme.