VINE AL MERCAT REINA, VINE AL MERCAT XATO.

VINE AL MERCAT REINA, VINE AL MERCAT XATO.

 

Un spot televisivo y una música que cantaba un imitador de Serrat, fue la primera actividad promocional de los mercados municipales de Barcelona. 

Moderna y genial fue el preámbulo de otros éxitos que fueron reconocidos con premios nacionales e internacionales. 

VINE A CLASSE REINA, VINE AL CARNAVAL, VINE A LA FIRA REINA, y muchos más. 

Pero me detengo en esta última versión. Le propusimos al director de la Fira de aquel momento, que los mercados podían ser un buen instrumento de promoción de la propia Fira de junio. La Fira generalista y popular que estaba claramente en declive. 

Acordamos los carteles de promoción, su contenido, la distribución de entradas. Todo a punto y en eso recibo una llamada del director de la Fira “Cabruja hemos de parar máquinas” 

¿Qué pasa, pregunté?  

Me contestó, muy afectado, que no había caído en que su presidente, el de la Fira, era Enric Reyna y VINE AL MERCAT REINA era toda una invitación para su despido por el posible sarcasmo del slogan. 

Cambiamos todo haciendo desaparecer la REINA. Hubiera sido divertido observar las reacciones de haberlo mantenido. 

Y me detengo en otra iniciativa de promoción de los mercados, impensable en aquella época. 

La organización de un concierto. 

VINE AL CONCERT REINA. 

¿Pero qué sabíamos nosotros de conciertos y de su organización? 

Nada.! 

Quién nos puede ayudar, y a quien elegimos como estrella? 

Las neuronas se nos dispararon. 

Para la organización ZELESTE. El espacio y organizador emblemático idóneo. 

Y como estrella, un cantante de éxito arrollador con el público femenino, capaz de movilizar a futuras clientas de los mercados. 

MIGUEL BOSÉ 

Dicho y hecho.! 

Solo nos faltaba la plaza donde iba a actuar. ¿He dicho la plaza?  Pues en la Monumental, como si no. 

Zeleste lo organizó y lo financió. No costó ni un duro de los de antes. 

Los carteles, con la imagen de Bose, inundaron la ciudad. La venta de entradas se desarrolló en los propios mercados para que las futuras clientas pudieran pisarlo por vez primera. 

Conocí a Bosé. Me pareció súper interesante y culto. Un encanto de persona nada engreída. 

Me explicó cosas de Picasso, padrino de su hermana Paola. Su padrino fue Visconti. Y yo le expliqué que mi tío Gabriel tuvo una relación de amistad con el gran pintor en Arles, donde estuvo exiliado muchos años. 

Mi tío Gabriel. El gran Caravaca.! Un artista al que solo verlo caminar se le adivinaban sus virtudes. 

Antes de la guerra civil fue contratado por EL EMPASTRE. 

Una banda de cómicos, relacionados con los toros, que hacían las delicias del público cuando llegaban las “revetlles de San Juan”, llenando las plazas y haciéndoles reír a carcajadas. 

Mi tío salía al ruedo vestido de mujer. Falda y medias negras, peineta del mismo color. Abanicándose con gracia y energía. Moviendo la cintura. 

Salía una moto. Silencio. 

El conductor le invitaba a subirse.  

El gran Caravaca se sentaba, delicadamente, detrás de la moto, con las piernas cruzadas y, acto seguido, soltaban un toro al ruedo.  

La moto a todo gas y el toro embistiéndoles. 

¡Qué miedo! 

El público expectante. Levantado en sus asientos y, más aún cuando en un giro de la moto, la señora, mi tio, se iba al suelo de la arena. 

Horror. ¿Qué hacía el toro? 

Embestir a aquella pobre mujer caída de la moto en medio de la plaza. 

Y es entonces cuando aparece el artista, dándole quiebros al toro, con su falda arremangada y su abanico, dale que te pego, en su pecho. 

Fantástico Gabriel, aunque un día le pregunté si el número que hacía siempre le salía bien y, me confesó, sin mediar palabra, solo enseñándome la parte superior de su dentadura, que no siempre. 

Reí con Bosé explicándole esta anécdota y la relación de mi tío con Picasso, un apasionado de los toros y del Empastre.  

Miguel deslumbró a las quinceañeras con una actuación soberbia, llena de seducción y encanto, con lencería fina lanzada al escenario, en una noche, en la Monumental, que me hizo llorar de alegría por el éxito de los mercados y por nuestra osadía. 

Pero aún falta muy poco para que Pascual, mi alcalde, el Alcalde Maragall, dijera ”Cabruja es mi candidato”. 

Deja una respuesta